domingo, 5 de septiembre de 2010

Año de paz

El miércoles a la tarde comienza un nuevo año según el calendario hebreo, el año 5771. Es costumbre desearle a la familia y los amigos shaná tová u metuká (año bueno y dulce). Entre las muchas variantes a los tradicionales saludos de Rosh Hashaná, también está la de shnat shalom, desearle a los seres queridos que tengan un año de paz. Un año de paz no sé si vamos a tener, pero al parecer lo que sí nos espera es un año de proceso de paz. Esta semana se encontraron en Washington Benjamín Netanyahu y Abu Mazen, bajo el auspicio de Barack Obama y con la presencia del Presidente de Egipto Hosni Mubarak y el Rey Hussein de Jordania. Por fin, después de varios meses de contactos únicamente a través de intermediarios, comienzan las conversaciones directas entre el Primer Ministro israelí y el Presidente de la Autoridad Palestina. Ambos acordaron reunirse una vez cada dos semanas con el objetivo de lograr un acuerdo en el plazo de un año. Como regalito de apertura al renovado proceso de paz, Hamás nos dejó un atentado con cuatro muertos y la promesa de otros muchos atentados más para el futuro próximo.

Igual que los atentados de Hamás durante el Proceso de Oslo el objetivo es impedir que se llegue a un acuerdo. La estrategia ya ha demostrado ser sencilla y efectiva en los noventa: matas más y más israelíes hasta que los israelíes perdemos los estribos y respondemos con operativos militares, los palestinos responden con más atentados, así volvemos a la espiral de violencia y adiós paz, chau que te vaya bien. Si Hamás consigue cumplir su amenaza, Cisjordania que había alcanzado una tranquilidad aparentemente estable (recordemos que casi todos los líos de los últimos años nos vinieron de Gaza donde gobierna Hamás y no de Cisjordania donde gobierna la AP), volverá a arder. La tranquilidad en Cisjordania se la debemos en parte a la Autoridad Palestina, que según fuentes militares israelíes ha hecho un buen trabajo persiguiendo al Hamás y mitigando las actividades terroristas en su zona de influencia. Después del atentado la AP arrestó a cientos de miembros del Hamás y parece estar llevando a cabo un sincero esfuerzo para atrapar a los responsables. Eso demuestra un verdadero rechazo por parte de Abu Mazen a la vía violenta y un compromiso real por la vía de la negociación, cosa que su predecesor Yasser Arafat nunca tuvo. Eso o simplemente detesta a Hamás tanto o más que a los israelíes.

Abu Mazen llevaba meses negándose a reanudar las conversaciones directas, exigiendo como condición previa que Israel hiciera no sé qué concesiones antes de empezar a negociar siquiera. ¿Qué lo hizo cambiar de opinión? Tal vez la presión norteamericana. Quizás la proximidad del fin del período diez meses de congelamiento de construcción en los asentamientos que Netanyahu había declarado. Ahora Netenyahu tiene que mantener el congelamiento, so pena de quedar ante los norteamericanos como el responsable del prematuro fracaso de las conversaciones de paz. Si es así significa que el congelamiento logró empujar a Abu Mazen a volver a la mesa de negociaciones, kol hakavod a Netanyahu, aunque dudo de que esa haya sido su intención, probablemente sólo quería aflojar la presión americana sobre su gobierno. Kol hakvod a Barack Obama, parece que la presión de su administración sí da sus frutos. Sea por el motivo que sea, Netanyahu está otra vez en aprietos, evitar la reanudación de la construcción con su actual coalición de gobierno derechista no va a ser sencillo.

El proceso de paz es sumamente riesgoso. No solamente por los intentos de impulsar una ola de violencia en medio de las negociaciones para evitar que triunfen. Si las negociaciones se estacan de nuevo, con o sin boicot de Hamás, también es muy posible que estalle de nuevo la violencia. Recordemos que la Segunda Intifada comenzó poco después del fracaso de las negociaciones del año 2000 en Camp David entre Ehud Barak y Yasser Arafat. Y a pesar del espantoso riesgo, Netnayhau hizo bien en retomar el proceso (tampoco es que tuviera mucho margen de elección), todo gobierno israelí sea de izquierda o de derecha, está en la obligación de intentar poner fin al conflicto.

En fin, espero que sí tengamos un año de paz. El año que viene en Jerusalén repartida, capital de Israel y de Palestina. Shnat shalom y shaná tová u metuká para todos. Yo por mi parte no sé si tendré un año dulce, pero planeo empezarlo bien jugoso y quizás un poco grasiento con unas buenas porciones de carne uruguaya. En breve estoy por allá de visita y planeo subir de peso.