martes, 10 de agosto de 2010

Estado judío y democrático

¿Estado judío y democrático? ¿No son acaso dos términos contradictorios? No necesariamente, depende de lo que uno entienda por la conjunción de ambos. Así lo entiendo yo:

  • El pueblo judío tiene el derecho a un estado nacional. Más importante aún, el pueblo judío tiene la necesidad de un estado nacional. Ese estado es el Estado de Israel.
  • Todo judío(1) que así lo desee puede inmigrar a Israel y obtener la ciudadanía. Pero una vez obtenida la ciudadanía, no debe haber absolutamente ninguna diferencia(2) entre los ciudadanos judíos y no judíos. Todos deben ser recibir un trato igualitario como ciudadanos en igualdad de derechos e igualdad de obligaciones(3).
  • Que Israel sea el Estado Judío, no significa que tenga derecho a ejercer ningún tipo de coerción religiosa. Como estado judío Israel debe fomentar el desarrollo de la cultura judía ya sea preservando los sitios de interés histórico, apoyando a las casas de estudio(4), u mediante otros medios que no atenten contra la libertad de culto individual. Está bien que en las oficinas y organismos estatales cierren en shabat y provean a sus empleados sólo comida kasher, pero en cambio el sector privado no debe ser restringido(5). El estado no debe otorgarle el monopolio sobre los casamientos ni las conversiones a ninguna corriente.
  • Israel no es solamente un estado refugio abierto a los judíos del mundo ante eventuales persecuciones, es también el centro cultural y religioso del pueblo judío. Es importante que Israel cultive el lazo cultural con los judíos de la diáspora.


Véase también:
* Religión y Estado en estados democráticos - 4 modelos.

Notas:
  1. O todo familiar de judíos acreedor a la ciudadanía según lo establecido en la "Ley del Retorno".
  2. Podría argumentarse que la "canasta de absorción" y otras beneficios económicos que reciben los inmigrantes judíos es una diferencia, una ventaja desigual. Nótese que es una ventaja del inmigrante judío no solamente sobre los ciudadanos árabes, sino también sobre los ciudadanos judíos nacidos en Israel o sobre inmigrantes llegados en épocas anteriores menos prósperas. Todo lo contrario, al igual que los beneficios a poblaciones en zonas periféricas (de los que se benefician más los árabes que los judíos), a familias numerosas, etc, permiten un mayor grado de equidad socio-económica. Artículo relacionado: Discriminación racial en Israel.
  3. Salvo la obligación del servicio militar. No se puede obligar a los árabes musulmanes a enrolarse a un ejército que demasiado a menudo lucha contra quienes ellos consideran sus hermanos. Tanto para los árabes musulmanes como para los judíos ultra-ortodoxos es importante desarrollar la alternativa del servicio civil (asistencia en escuelas, hospitales, etc.), para alcanzar la igualdad de obligaciones, no sólo la de derechos. Artículo relacionado: No defiendan a Lieberman.
  4. Sí, las yeshivot incluídas. El problema con las yeshivot ultra-ortodoxas es que el porcentaje que se dedica toda su vida exclusivamente al estudio, no trabaja y vive de las subvenciones estatales, es insosteniblemente alto. Que estudien todos tres o cuatro años gratis, pero luego que sigan toda la vida sólo un mínimo de estudiosos destacados que se dediquen a la docencia y el resto a trabajar fuera. Una cosa es fomentar el estudio y otra diferente es criar garrapatas.
  5. Ejemplo de restricción: prohibición de vender productos con harina levada durante la semana de pésaj.