miércoles, 28 de abril de 2010

El Manifiesto de la Izquierda Nacional

A finales del 2009 el abogado Eldad Yaniv y el dramaturgo Shmuel Hasfari publicaron su "Manifiesto de la Izquierda Nacional. Primer borrador." No hubiera llegado a leerlo si no fuera por la controversia de hace un par de semanas, cuando bajo presión de grupos de colonos el "librillo azul" fue retirado de Tzomet Sfarim, una de las dos cadenas de librerías más grandes del país. Allí "vendían" el libro junto con una bandera de Israel a la módica suma de un shekel (20 centavos de euro). Pongo vendían entre comillas, porque a ese precio simbólico, más que venderlo lo repartían gratis. Como era de esperar, varios grupos de izquierda protestaron ante lo que consideraron un ataque a la democracia, que un grupo de presión política impida la "venta" de libros de otra corriente.

Todo lo contrario. En Israel existen leyes que impiden a candidatos políticos tanto nacionales como municipales, adquirir periódicos o estaciones de radio. Así los medios de comunicación mantienen cierta independencia, necesaria para que ejercer su rol como "perro guardián" de la democracia. En Israel no es posible un Silvio Berlusconi, que se abra paso al poder comprando medios de comunicación gracias al peso de su dinero. Esto no quiere decir que cada medio no tenga su clara postura ideológica, con sus evidentes preferencias políticas y partidarias. Pero no se da el caso que se pongan lisa y llanamente al servicio directo de tal o cual movimiento político, no veo por qué deba ser distinto para las cadenas de librerías. No me cabe duda de que si en lugar de distribuir propaganda de la "Izquierda Nacional", Tzomet Sfarim dedicara su basta red comercial a repartr panfletos propagandísticos de la derecha nacionalista, los de izquierda pondríamos el grito en el cielo. Juguemos todos bajo las mismas reglas.

De todos modos, la "censura" jugó a favor del dichoso manifiesto. No debo ser el único que pensó: si causa tanto revuelo, si tanto enfurece a los colonos, puede que valga la pena echarle un vistazo. Por esta vez les doy la razón, su enojo está más que justificado. Me gusta la yuxtaposición de esas dos palabras, izquierda y nacional, por ese lado me siento identificado. Más que con el manifiesto en sí, concuerdo con el artículo de Gadi Taub adjunto al final: la izquierda israelí ha dejado de lado la bandera de Israel, se la ha cedido a la derecha, bienvenidos sean quienes se disponen a recuperarla. Pero las ideas de Taub sobre el patriotismo - entendido como el compromiso solidario con el bienestar de tus compatriotas, compromiso necesario para la supervivencia de la democracia - son tema para otro post. El problema con el manifiesto es que cae en un lenguaje plagado de odio (bastante soez además, aunque eso es lo de menos), no apunta a la solidaridad, sino a los sentimientos de frustación y venganza. Esa agresividad me recuerda a Avigdor Lieberman, sólo que en lugar de tomárselas con los árabes-israelíes, Eldad y Hasfari dirigen su furia hacia los evasores del servicio militar y a los colonos. Un método efectivo, pero cuestionable.

El texto abarca en poco espacio una gran variedad de temas, ofrece una postura compleja e interesante sobre la sociedad israelí y el conflicto con los palestinos. Sumado a ello, el estilo con el que va saltando de tema en tema como por asociación libre de ideas, y al mismo tiempo siguiendo una clara y progresiva argumentación, lo hace muy difícil de resumir (me proponía hacerlo, por ahora desistí). Pero por los mismos motivos su lectura se hace bastante llevadera, se puede leer completo en hebreo o en inglés.


Relacionado: Una nueva izquierda sionista.

lunes, 19 de abril de 2010

Qué significa para ti el pueblo judío

Viernes a la tarde, cena de shabat en Jerusalén. Unos veinte o treinta estudiantes judíos sentados a la mesa, algunos nacidos en Israel, otros inmigrantes llegados hace más o menos años, turistas que se encuentran de paso y un rabino de Estados Unidos, sheliaj (enviado) de Jabad Lubavitch. En las pausas entre la comida, las canciones de shabat y las bendiciones, suenan en simultáneo conversaciones en hebreo, inglés, ruso, francés y español. El rabino pide la palabra y comienza su "dvar torá" (como un sermón, pero más corto e informal), nos habla de qué es el pueblo judío. No le presto mucha atención, probablemente algún cuento con moraleja como de costumbre, quizás sobre el Rebe. Su hebreo balbuceante se me hace difícil de seguir, las francesas sentadas frente a mí son más llamativas. Para concluir el jabadnik pide a los presentes que expresen qué significa para cada uno el pueblo judío. Un israelí cuenta acerca de un encuentro fortuito e inesperado que tuvo con otros judíos en un paraje aislado de la India, ese sentimiento fraternal que te invade cuando te encuentras con uno de los tuyos allí dónde menos lo esperas. Mientras los demás comensales cuentan en ronda historias similares, mi turno se va acercando y yo revuelvo mi cabeza en busca de una respuesta adecuada. Llegado el momento enuncio el siguiente relato:

Érase una pequeña ciudad de unos veinte mil habitantes en el interior de un país sudamericano. En el centro de la ciudad la plaza, alrededor de la plaza el banco, la comisaría, la municipalidad y la iglesia, al igual que en otros incontables pueblos esparcidos a lo largo y ancho de aquel país. Pero a las afueras de esa población había algo que no se encuentra en las demás, un frigorífico industrial dedicado a la exportación de carne a todas partes del mundo. Desde hacía poco el frigorífico exportaba carne también a Israel. Para ello se habían establecido en la ciudad con o sin sus familias al menos diez shojtim, (matarifes encargados de matar al animal según la práctica judía para que la carne sea kasher), venidos en su mayoría de Israel, algunos de Estados Unidos y uno de Argentina. Los habitantes de la ciudad miraban con curiosidad a esos recién llegados, que sobresalían entre la multitud por sus vestimentas negras no muy a tono con el clima veraniego. Uno de ellos, joven y soltero, dejó embarazada a una trabajadora local del frigorífico y se escapó de vuelta a Israel, pero esa es otra historia.

Los viernes antes de shabat, algunos shojtim acostumbraban salir a caminar por el pueblo. En una ocasión a uno casi lo atropella un auto, estaba llegando a la plaza y cruzó la calle sin notar que el semáforo estaba en rojo. El auto frenó justo a tiempo, apenas a unos escasos centímetros del judío. Antes que éste alcanzara a reaccionar y dar gracias a Dios por haberse salvado, el conductor se bajó del auto, y visiblemente furioso por la imprudencia del peatón: comenzó a insultarlo en idish. Luego de descargarle toda la cuantiosa y colorida variedad de injurias que el idioma idish tiene para ofrecer, el desconocido volvió al auto y siguió su camino.

Eso es el pueblo judío, le digo al rabino, ese sentimiento de sorpresa que te invade cuando te encuentras con otro judío que te insulta en idish allí donde menos te lo esperas. Antes de que llegaran los shojtim – explico – ya había en el pueblo dos familias judías no religiosas, el conductor desconocido no era otro que mi querido padre.

Años más tarde le cuento ese mismo relato a un amigo que conocí en el ejército y me entero que es hijo del shojet argentino de la ciudad de mi padre, pero esa es otra historia.


Iom Hatzmaut Sameaj. Feliz Día de la Independencia. Si van a celebrarlo con el tradicional "al haesh" (asado), compren carne importada de Uruguay.

viernes, 9 de abril de 2010

Harry Potter sepultado en Israel

Para quienes no nos creyeron cuando en pensandoisrael informamos que Harry Potter es parte de una conspiración sionista, aquí les dejo la evidencia. Las siguientes fotografías fueron tomadas en el cementerio militar británico en la ciudad de Ramle, Israel:



Otra curiosidad, me llegó el rumor de que en el cementerio militar británico de Jerusalén descansan los restos del soldado William Shakespeare. Me fui a dar una vuelta por allí y no lo encontré, pero admito que no tuve la paciencia de buscar una por una entre las 2539 tumbas de soldados de la Commonwealth, caídos en los alrededores de Jerusalén luchando contra el ejército turco en la Primera Guerra Mundial. Aunque sí encontré algunas otras celebridades como Private Ryan, J. Bond y Anónimo.


Agradecimiento: a Lady Di, por tomar las fotos y autorizarme a publicarlas.