jueves, 25 de febrero de 2010

Kol Hakavod laMosad

Hace poco más de un año Israel lanzó la llamada Operación Plomo Fundido en la Franja de Gaza, contra los grupos que llevaban ocho años lanzando disparos de morteros, cohetes y misiles hacia la población civil israelí en los alrededores de la franja, ataques que en vísperas de la operación habían escalado hasta 200 en una semana y expandido a un radio de más de 15 kilómetros. Aunque la ofensiva israelí estaba dirigida contra los grupos terroristas que perpetraban dichos ataques, especialmente contra Hamás, murieron también cientos de civiles palestinos, incluyendo ancianos, mujeres y niños. La alta cantidad de muertos civiles se debió a que no fue un enfetramiento frontal entre dos ejércitos en campo abierto, sino entre un ejército y guerrilleros que atacan desde zonas urbanas densamente pobladas y así aprovechan a los civiles que los rodean como escudos humanos. La operación cortó la lluvia de cohetes y misiles sobre las ciudades del sur de Israel a un precio terrible. Incluso para quienes comprenden que Israel tenía el derecho y la obligación de defender a su población de los continuos ataques terroristas, que atacar a Hamás era una acción de legítima defensa, conmovidos por las fotografías de la muerte y la destrucción en Gaza protestaron contra los medios empleados y la magnitud del ataque.

Puedo entender la indignación que causó en muchos la muerte de tantos civiles la Operación Plomo Fundido. Y justamente por ello me parecen fuera de lugar las críticas contra la eliminación en un hotel de Dubai - presuntamente a manos del Mossad - de Mahmud al Mabhuh, uno de los fundadores de la brigada militar de Hamás y responsable del tráfico de armas entre Siria y la Franja de Gaza. Si realmente fue el Mossad, kol hakavod, enhorabuena, han acabado con uno de los principales responsables por los ataques contra cientos de miles de civiles israelíes, encargado de renovar el arsenal para poder reanudar dichos ataques cuando a Hamás mejor le convenga. Todo ello a riesgo de 26 israelíes (si creemos en las últimas estimaciones de la policía de Dubai sobre la cantidad de agentes del Mossad involucrados) y sin poner en peligro la vida de ni un solo civil palestino.

No me molesta la protesta obligada y "for the record" de los gobiernos de Gran Bretaña, Francia, Alemania e Irlanda (la lista se va alargando a medida que la policía de Dubai sigue con su festival de sospechosos), por la falsificación de pasaportes de sus países para la operación. Pero deberían tener en cuenta cuales eran las alternativas, contra las que seguramente también habrían protestado:

  1. Matarlo en Gaza, y eso significa que mueran también una buena cantidad de civiles palestinos a su alrededor.
  2. Dejarlo vivo, para que siga contrabandeando armas con las que luego maten civiles israelíes, provocando así un contraataque israelí que maté más civiles palestinos aún.

Véase también:
* The Mossad is back (Acción por Israel)
* Un ejemplo de austeridad: Hamas (Sobre Israel opinamos todos)
* ¿Se podría haber evitado?

viernes, 19 de febrero de 2010

Literatura y tolerancia

Algunos escritores creen tener la capacidad para promover la paz y la tolerancia mediante sus obras de ficción, mostrando la realidad desde el punto de vista del otro. Entre los escritores israelíes contemporáneos, adhieren a esta tesis dos de los más reconocidos: A. B. Yeoshúa y Amos Oz. Así lo expresó Oz al recibir el Premio Príncipe de Asturias en octubre del 2007:

"Pero como lector no sólo observas a la mujer que mira por la ventana, sino que estás con ella, dentro de su habitación, e incluso dentro de su cabeza. Cuando lees una novela de otro país, se te invita a pasar al salón de otras personas, al cuarto de los niños, al despacho, e incluso al dormitorio. Se te invita a entrar en sus penas secretas, en sus alegrías familiares, en sus sueños. [...]

La mujer de la ventana puede ser una mujer palestina de Nablus y puede ser una mujer israelí de Tel Aviv. Si desean ayudar a que haya paz entre las dos mujeres de las dos ventanas, les conviene leer más acerca de ellas. Lean novelas, queridos amigos, aprenderán mucho. Las cosas irían mejor si también cada una de esas dos mujeres leyese acerca de la otra, para saber, al menos, qué hace que la mujer de la otra ventana tenga miedo o esté furiosa, y qué le infunde esperanza."

Tomado de Ars Judaica

Otros escritores algo más modestos difieren, entre ellos Meir Shalev. Shalev como activista político se encuentra en la misma línea que sus dos colegas antes mencionados, pero no tiene esa misma fe en la literatura como medio efectivo para promover la paz. En una entrevista de hace un par de meses para Yedihot Ajronot con motivo de la publicación de su última novela, comentaba una conversación que mantuvo al respecto con A. B Yeoshúa, le decía que con todo el respeto que le merece, la ficción es eso: ficción. Yo concuerdo con Shalev, me queda la impresión de que Oz y Yeoshúa subestiman al lector. Puedes ofrecerle al lector el punto de vista del otro, pero en última instancia será él quien lo interprete, se sienta identificado o lo rechace.

La "novela de otro país" no nos muestra realmente las penas secretas y los sueños de "la mujer que mira por la ventana", sino una representación particular de las mismas, una ilusión convincente en el mejor de los casos (si la novela está escrita con maestría), pero una ilusión al fin. El lector decide cuál es, según su propia percepción, la distancia que separa (o une) entre dicha ilusión y la realidad. Un buen ilusionista como Oz refuerza la ilusión haciendo de cuenta que no existe esa distancia, como lo hace en el discurso citado. En cambio un genio universal como Miguel de Cervantes, mantiene la ilusión y al mismo tiempo nos recuerda la distancia a cada paso. Amos Oz y A.B. Yehosúa caen en la heroica ingenuidad quijotesca, cuando intentan reparar la realidad revistiéndola de ficción. Deberían prestar oídos a la advertencia del padre de la novela moderna o se van a romper los dientes de tanto estrellarse con molinos de viento. ¿Será eso lo que ocurre con Meretz, el partido político al que apoyan abiertamente y que se achica en cada elección? Una ola de atentados suicidas o una lluvia de cohetes son más persuasivas que cualquier compasiva descripción sobre la mujer de la ventana.

Y si los grandes como Amos Oz, A.B Yeoshúa y Meir Shalev poco influyen, ¿qué puede lograr un humilde blogger?

Relacionado:
* Por amor a Judit

jueves, 11 de febrero de 2010

De acentos y de afectos

Las personas con las que aquí suelo hablar en español viven en Israel desde hace años y dominan el hebreo, así que naturalmente hablamos mezclado, la mayor parte del vocabulario en español con más o menos un 5 a 10% de hebreo (depende con quién). Cuando hablo en español con alguien que no sabe hebreo, tengo que realizar un pequeño esfuerzo para que no se me escapen esas palabras hebreas que ya me son tan naturales. Pasa lo mismo con todos los inmigrantes, quién no ha escuchado en el ómnibus una conversación en ruso o algún otro idioma ignorado, suena como un mar de verborragia ininteligible, no se entiende ni una sola palabra hasta que asoman como islas "tajana merkazit" (estación central), "ulai" (tal vez), "ma pitom" (cómo así), la muletilla "keilu" y el intraducible e imprescindible "stam". En otra época también era frecuente el "jefetz jashud" (objeto sospechoso), pero felizmente hace tiempo que la amenaza de los atentados con explosivos ya no es tan cotidiana.

No sólo absorvemos nuevas palabras, sino también nuevos acentos. No se me ha pegado el chistoso acento israelí al pronunciar mi lengua madre, pero sí el de mis amigos hispanoparlantes de otras regiones, concretamente de la República Argentina, la ciudad de Buenos Aires para más detalles. Cuando estuve en Uruguay mis amigos me tomaban el pelo merecidamente diciéndome que hablaba como porteño. Qué bochorno.

Me causa un nostálgico y agridulce placer escuchar el español hablado por uruguayos cuyo acento y cuyos modismos no hayan sido "contaminados" con los de otras partes, mejor todavía si no saben ni una sola palabra de hebreo. Es como escuchar cantar a Jaime Ross o al Negro Rada. Ya ni me hace falta que canten, cuando te alejas lo suficiente aprendes a disfrutar la melodía del hablar más simple.




Ahora estoy también en twitter. Como decía el Chapulín, síganme los buenos.

sábado, 6 de febrero de 2010

Abu Silla


Mahmud Abbas con George W. Bush y Ariel Sharon

Mahmud Abbas con George W. Bush y Ehud Ólmert


Se pueden decir muchas cosas malas sobre Netanyahu, varias de ellas son ciertas. Pero una cosa hay que reconocerle, desde que asumió el cargo de Primer Ministro por segunda vez hace ya casi un año, ha flexibilizado su postura frente a los palestinos tanto de palabra como sobre el terreno. De palabra ha sido el primer Primer Ministro israelí en aceptar explícitamente un Estado Palestino. Sobre el terreno ha retirado decenas de puestos de control que dificultaban la libertad de movimiento entre las distintas ciudades cisjordanas, ha congelado por diez meses la construcción en los asentamientos. Se puede decir que nada de eso es suficiente, para la creación de un estado palestino ha puesto condiciones que los palestinos no pueden aceptar, aún hay restricciones al movimiento en los territorios, el congelamiento de la construcción no es completo y en Jerusalén Este se sigue construyendo sin trabas. Cabe destacar que en lo que respecta al freno de la construcción, Netanyahu y su coalición de derechas han ido más lejos que todos sus predecesores, Rabin y Peres incluidos. Ya que no es suficiente, los palestinos deberían plantear sus demás exigencias en la mesa de negociaciones, negociaciones a las que Netanyahu no se aburre de llamar sin precondiciones y que Abu Mazen rechaza una y otra vez.

Mientras que Netanyahu se flexibiliza, Abu Mazen (Mahmud Abbas) se vuelve más intransigente y se niega siquiera a reunirse con el Primer Ministro israelí. ¿Qué tiene Netanyahu que lo hace peor que Ólmert, con quien Abu Mazen no tenía inconveniente en negociar? ¿Qué lo hace peor que el mismísimo Ariel Sharon, el lider israelí más demonizado de todos los tiempos? La clave no es Netanyahu sino la otra constante de las dos fotos, el asunto no es el cambio de gobernantes en Israel sino en EEUU. En un año de oficio, el flamante Premio Nobel de la paz, no ha conseguido ni siquiera la acción más básica que hasta el vaquero texano lograba sin tanto estorbo, sentar a palestinos e israelíes en la misma mesa. Con la asunción de Obama, creyendo tener a los norteamericanos de su parte, o esperando de ellos al menos una postura "más balanceada" que su tradicional posición pro-israelí, Abu Mazen adoptó la táctica de la silla.

Ahora su política consiste en quedarse sentado en Ramala esperando a que Obama haga su trabajo por él, en lo que se refiere a conseguir renuncias israelíes en favor de los reclamos palestinos. Y le ha dado resultado, pero sólo hasta cierto punto, menos de lo que pretendía. Cuando llegó al máximo y entendió que así no obtendría más, amagó con abandonar su silla, su puesto de Presidente de la Autoridad Palestina. Es decir, anunció que no se presentaría a las próximas elecciones, pero luego canceló las elecciones quedando de todos modos en el mismo puesto a pesar de su anunciado retiro. La amenaza que formulaba era clara, si abandona la silla probablemente pase a ocuparla otro peor, quizás algún miembro del Hamás. De esta manera, Abu Mazen puso a prueba todo el peso de su principal capital político: ser reconocido en Israel, EEUU y Europa como el menos peor de los posibles ocupantes de la silla. Así todos consentimos que se quede allí sentado sin hacer nada, con tal de que sea él y no otro. Y yo me pregunto ¿tan terrible sería si cumpliera sus amenazas y se fuera? ¿No hay ningún posible sustituto realmente comprometido a lograr la paz y sacar a su pueblo de la miseria? ¿Es eso lo más que se puede esperar de los palestinos, un líder cuya única cualidad es ser "menos peor" que otros?

Los gobiernos en Israel van cambiando incluso con demasiada frecuencia, cambian también en EEUU, cambian en Europa, en Rusia. Pero en más de 60 años hay un elemento del conflicto que no ha cambiado, la negativa palestina a toda propuesta (también cambiantes) de un estado propio que viva en paz con el estado judío, lo rechazaron en el '47, lo rechazó Arafat en el 2000 y lo rechazó Abu "el menos peor" Mazen en el 2008.

jueves, 4 de febrero de 2010

Dr Insólito o: Cómo aprendí a dejar de preocuparme y amar los cohetes

Dr. Strangelove or: How I Learned to Stop Worrying and Love the Bomb (1964) es una película dirigida por el genial Stanley Kubrick que satiriza la Guerra Fría y la carrera armamentista entre EEUU y la URSS.

El Brigadier General Jack D. Ripper, ha perdido los estribos, está convencido de que los comunistas han orquestado una gran conspiración para contaminar el agua y corromper los fluidos corporales de los americanos desprevenidos, lo descubre por la sensación de vacío que se produce inmediatamente después de culminar el acto sexual. Decide acabar con esta insoportable situación y pone en marcha el Plan R, que consiste en ordenar a una flota de bombarderos B-52 que ya se encuentra en el aire, desviar su curso e iniciar un ataque nuclear masivo sobre la Unión Soviética. Sella herméticamente su base militar y codifica las comunicaciones con los aeroplanos de tal manera que ni siquiera las órdenes del Presidente de los Estados Unidos pueden detener el ataque. El presidente se reune con sus generales y el embajador ruso, decide llamar por teléfono al Premier de la URSS en un intento por evitar la hecatombe. Por esta llamada se entera de que los rusos han construido la doomsday machine o máquina del día del juicio. Dejemos que sea el Dr. Strangelove en persona que nos lo explique:



Resumo: se trata de un arma que destruye toda la vida animal y vegetal sobre el planeta. El arma es disparada en forma automática si el país que la posee es atacado. No puede ser desactivada, si alguien intenta desactivarla es disparada automáticamente. Es la teoría de la disuasión llevada a sus últimas consecuencias, un arma diseñada para que el atacante no se atreva a atacar, con la seguridad de que el ataque - aunque dañe al enemigo - también implica su propia aniquilación. Pero para que su poder de disuasión surja efecto la existencia de la máquina tiene que ser conocida por el rival, el Premier soviético pensaba anunciarla la semana siguiente.

No tendría sentido forzar un paralelismo entre la película y el desarrollo del conflicto árabe-israelí en el último lustro, la Guerra Fría fue algo muy distinto a la Segunda Guerra del Líbano o a la Operación Plomo Fundido. Pero de todos modos, la ridiculización del concepto de disuasión que hace la película me recuerda por libre asociación a nuestra situación actual. Últimamente es raro escuchar en Israel un debate sobre tal o cual acción militar sin que alguien mencione a la dichosa disuasión (en hebreo artaá, הרתעה), que si aumenta la capacidad israelí de disuasión o si la disminuye. La idea es sencilla, se trata de responder a un ataque de Hamás desde Gaza o Hezbolá desde el Líbano con tanta fuerza (sí, eso que muchos llaman respuesta desproporcionada), que antes de volver a atacarnos se tengan que preguntar dos veces si les conviene hacerlo, en vista al enorme daño que atraen sobre su propia población con esos ataques. Se ha dicho que así sólo se produce un círculo vicioso de más y mayores ataques mutuos, una interminable y continua escalada de violencia. Pero en contra de este tipo de predicciones, al concluir las invasiones israelíes contra el Líbano en junio del 2006 y contra Gaza en enero del 2009, se han reducido al mínimo las series de ataques y contra-ataques. No porque Hamás y Hezbolá hayan perdido sus capacidades ofensivas o hayan moderado sus ambiciones de aniquilar a Israel, sino porque no están en condiciones de absorver nuevos golpes de semejante intensidad y mantenerse en el poder, al menos por ahora.

Reducir el conflicto a las fluctuaciones en el poder de disuasión me parece muy triste. Implica aceptar que nos enfrentamos a un enemigo al que no es posible derrotar del todo y con quien tampoco podemos alcanzar un acuerdo de paz, ni una salida ni la otra. Todo lo que podemos hacer es espantarlo, para que nos deje tranquilos por un tiempo de vez en cuando, mientras nos preguntamos cuando estallará la próxima vuelta (הסיבוב הבא) en esta gran guerra eterna de pequeñas guerras cortas. Nada de doomsday ni día del juicio final, sino un larga argonía por pequeñas entregas. Como diría el comentarista Amnon Abramovich del canal 2, es una sola guerra con pausas para los cortes publicitarios.


Relacionado:
* Israel 2010: adiós paz, hola disuasión. Muy recomendable, Marcelo explica con claridad la dinámica entre las fallidas negociaciones de paz, las acciones unilaterales y la disuación. Breve y esclarecedor análisis sobre el curso del conflicto en la última década.
* Teocracia nuclear.